La toxina botulínica es un tratamiento estético muy extendido y eficaz para el rejuvenecimiento facial. Nuestra expresión facial, con el paso de los años, origina las líneas de expresión y arrugas. La toxina botulínica bloquea de forma temporal y selectiva los músculos causantes de estas arrugas. Al tratar estas áreas, relajamos los músculos temporalmente, con lo que y elimina o suaviza las arrugas. Las áreas que del rostro que se pueden beneficiar de este tratamiento son la frente, el entrecejo, las patas de gallo u otras arrugas presentes en la nariz o labios.
El tratamiento se realiza en consulta de forma rápida e indolora. Se aplica una crema anestésica unos minutos antes del procedimiento para reducir la sensibilidad. Los resultados son visibles a partir del tercer día y alcanza su máximo efecto entre la primera y segunda semana. Si es necesario puede realizarse un retoque del resultado inicial en la segunda semana. Los efectos de la toxina botulínica tienen una duración aproximada de 3 a 6 meses, dependiendo de la dosis empleada así como de las sesiones previas realizadas. Generalmente son necesarios 3 o 4 tratamientos al año para mantener los resultados deseados.