El próximo 21 de junio se celebra el Día Internacional de la Aniridia y desde Vista Oftalmólogos queremos concienciar a la población sobre esta rara enfermedad de origen congénito y hereditario que afecta a uno de cada cien mil nacidos.

La aniridia es una enfermedad ocular caracterizada por la pérdida total o parcial del iris, el diafragma que rodea la pupila y da color a nuestros ojos y que además regula la cantidad de luz que entra en el globo ocular.

Aunque puede ser un trastorno adquirido debido a un accidente o a otras causas, generalmente se trata de una patología congénita que afecta a 1 de cada 100.000 personas.

La aniridia congénita está producida por una mutación genética que impide el correcto desarrollo del globo ocular durante las primeras semanas de gestación y que a lo largo de la vida puede producir diversos grados de incapacitación visual.

El primer diagnóstico es visual, ya que el recién nacido cierra los ojos en presencia de luz (fotofobia). Éste es el principal signo que se puede apreciar, aunque el oftalmólogo debe revisar y determinar la gravedad, así como las posibles alteraciones asociadas.

Los síntomas más habituales:

  • Intensa fotofobia
  • Mala visión
  • Deslumbramiento
  • Agudeza visual inferior al 20%
  • La apariencia externa de un ojo con pupila de gran tamaño y de forma irregular.

Se trata de una enfermedad ocular en la que pueden verse afectadas diversas partes del ojo. Esto puede provocar movimientos incontrolados del ojo que impiden la fijación (nistagmo), degeneraciones corneales, cataratas, luxación del cristalino, glaucoma, atrofia del nervio óptico y estrabismo.

En casos excepcionales, la aniridia puede asociar otras afectaciones sistémicas como tumor de Wilms, retraso psicológico y alteraciones genitourinarias.

Actualmente la aniridia no tiene tratamiento, pero es posible tratar las alteraciones asociadas (alteraciones corneales, glaucoma, catarata, etc.).

En la etapa infantil existe la posibilidad de la estimulación visual precoz con el fin de favorecer el desarrollo del mayor potencial visual posible y evitar problemas de psicomotricidad.

Existen diversas opciones para minimizar las complicaciones que conlleva, e incluso mejorar la apariencia del ojo mediante lentes de contacto cosméticas o protésicas, iris artificiales implantables o microcirugía ocular de reconstrucción.

No olvides que ante cualquiera de los síntomas anteriormente nombrados, es imprescindible que acudas a nuestros especialistas. Una detección temprana es esencial para poder realizar un seguimiento adecuado y minimizar, dentro de sus posibilidades, los futuros daños.