Cada vez es más evidente para un buen número de entrenadores y deportistas, que la visión y el deporte están íntimamente ligados. Después de más de veinte años, en los países anglosajones se han ido integrando los entrenamientos visuales en los programas de sus deportistas de élite.

¿Por qué tú no? Tienes una buena visión, como así lo acreditan los resultados de tu última revisión oftalmológica. Muy bien. Pero, ¿qué sucede después de una hora de partidio, cuando estamos inmersos en el estrés de la competición, sometidos intensamente al empuje de nuestros adversarios o agitados por el entorno hostil generado por la afición contraria?

Para ser competitivos en el terreno de juego, tu cuerpo debe estar en plena forma, al igual que tus ojos. En este sentido, trabajar la visión deportiva puede ayudar a mejorar alguno de estos aspectos:

Agudeza visual. Capacidad para ver claramente los objetos. En este caso, hablamos sobre todo de la agudeza visual dinámica; es decir, cuando el sujeto y/o el ojo están en movimiento en un entorno desconcertante.

La percepción de las distancias. Es la capacidad para evaluar la posición de los objetos en el espacio, estén en movimiento o no.

Sensibilidad al contraste. Capacidad para seguir un objeto en movimiento en ambientes luminosos cambiantes.

Coordinación ojo-mano, ojo-pie, ojo-cuerpo. Capacidad para dirigir y posicionar nuestro cuerpo en función de la información visual recibida, con el objetivo de completar una tarea determinada.

Tiempo de reacción visión motora. Es el tiempo de reacción necesario para completar una tarea en función de los estímulos visuales recibidos.

Consciencia periférica. Capacidad para mantener la concentración sobre un objeto, siendo consciente del entorno que nos rodea.

Movilidad ocular. Capacidad para seguir objetos en movimiento.

Aptitudes visuales

Cada deporte tiene unas exigencias visuales propias: percepción de la profundidad, visión periférica, coordinación ojo-mano… Todo los deportes presentan retos visuales únicos: deslumbramientos, vientos, niebla…, y mucho contacto con objetos en movimiento. Para una práctica deportiva competitiva, deberemos vencer todas esas exigencias. A continuación podrás descubrir qué competencias visuales son esenciales en cada deporte. Encuentra el tuyo.

  • Beisbol. El tamaño y el color de la pelota, y las condiciones de iluminación variable durante el juego, plantean situaciones especiales. Los jugadores necesitarán tener una visión clara y estable, visión periférica, percepción de la profundida y una precepción exacta.
  • Baloncesto. Iluminación brillante del campo, movimiento constante, la necesidad de calcular precisamente las distancias, requieren una estabilidad visual en condiciones dinámicas, visión periférica, percepción de la profundidad y capacidad de concentración.
  • Canoa. Para calcular la verdadera profundidad del agua, hasta la lectura detallada de pantallas, practicar canoa exige una visión clara y estable. La protección contra los deslumbramientos del sol es crucial.
  • Ciclismo. Los ciclistas adoptan una posición extraña entre la cabez y los ojos. Por otra parte deben estar en disposición de leer informaciones detalladas en distintos formatos (pizarras, pequeñas tarjetas…). Este deporte necesita una agudeza dinámica y una sensibilidad al contraste. Es muy importante la protección de los ojos frente al viento y a los pequeños objetos (tierra, polvo…)
  • Patinaje artístico. Exige una alta coordinación ojo-mano, cuerpo-pie. Es necesario tener una visión clara y estable, para mantener la estabilidad.
  • Pesca. Esta práctica deportiva necesita de una visión de cerca para manipular deteminados aparejos y una buena agudeza visual tanto estática como en movimiento.
  • Fútbol. Para reaccionar rápidamente en unas condiciones de juego dinámicas, los jugadores necesitarán poseer una buena consciencia periférica, agudeza visual dinámica y la coordinación ojo-pie.
  • Golf. El cálculo constante de distancias, la alfombra verde y los alineamientos permanentes, necesitan de una agudeza visual total. El golf exige igualmente una coordinación ojo-mano excelente.
  • Trekking / Senderismo. A determinada altitud, los senderistas reciben menos oxígeno y más luz ultravioleta. Es necesario utilizar la máxima protección ocular frente a los rayos UVA.
  • Hockey. Los jugadores necesitan de una toma de consciencia constante de su espacio próximo respecto a los oponentes y a la pastilla, siempre en condiciones de alto dinamismo. Esto exige una agudeza visual dinámica, alta capacidad de concentración y una gran capacidad de percepción de la profundidad. Dada la agresividad de este deporte, es imprescindible proteger los ojos.
  • Running. Los corredores tienen multitud de puntos focales alejados y deben tener una buena agudeza visual dinámica. Es muy habitual que tengan que enfrentarse al viento y a todo tipo de deslumbramientos.
  • Esquí. A la nieve, el viento, el frío y la luminosidad, hay que sumarle un bajo nivel de oxígeno y una exposición intensa a los rayos ultravioletas en condiciones dinámicas. Estos factores crean una amplia demanda visual. Imprescindible contar con una máxima protección contra los rayos ultravioletas.
  • Natación. Para nadar eficazmente, los nadadores necesitna una visión clara y estable. Es imprescindible utilizar gafas de natación para minimizar la irritación de los ojos.
  • Tenis. Los retos especiales de este deporte incluyen una concentración visual prolongada y la necesidad de detectar el movimiento de la bola casi instantáneamente. Esto exige agudeza visual fuerte, tanto estática como dinámica. Recomendable utilizar gafas de protección.