La expresión “tener vista de lince” se usa cuando nos referimos a alguien que posee una grandiosa agudeza visual. Pero, ¿cuál es su origen?
La expresión “vista de lince”, a pesar de lo que se pueda pensar, no proviene de la visión que puedan tener los linces, que ven como cualquier otro felino, tiene su origen en un personaje de la mitología griega, Linceo.
Linceo era el hijo de Afareo, Rey de Mesenia en el Oriente Próximo, y uno de los aventureros que se embarcaron con Jasón en busca del vellocino de oro. De él se decía que tenía una vista tan extraordinaria, increíble y aguda que que podía advertir desde Libia una flota de Cartago y era capaz de ver a través de objetos opacos o lo que ocurría bajo tierra.
Aunque los mitos pueden tener algo de realidad, en este caso, la cualidad que poseía Liceo de ver a través de las cosas podía provenir de sus propios conocimientos de geología o experiencia en minería, los cuales podían permitirle decidir dónde excavar para extraer oro.
Tras esta explicación, podemos comprobar que este dicho es más bien un error de transcripción o de audición, ya que debería ser “vista de Linceo” y no “de lince”.
Hay que recordar que no es la única expresión de agudeza visual que recurre a los animales. También solemos utilizar con el mismo significado las expresiones “vista de águila” o “vista de halcón”, que en estos casos sí está más que justificado ya que las aves, sobre todo las rapaces, tienen el sentido de la vista mucho más desarrollado que los del oído y olfato.
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