Mañana se celebra el Día Mundial de la Enfermedad de Stargardt, y desde Vista Oftalmólogos queremos dar visibilidad a esta enfermedad ocular hereditaria poco común que suele comenzar en la niñez y que produce pérdida de la visión.

La enfermedad de Stargardt, también conocida como DISTROFIA MACULAR JUVENIL, está considerada como una enfermedad rara o minoritaria, ya que se estima que afecta a 1 de cada 10.000 personas.

Esta patología se manifiesta cuando se acumula materia grasa en la mácula, la parte de la retina que se necesita para una visión central nítida (la visión que utilizamos al leer, mirar la televisión o reconocer caras).

El deterioro progresivo macular provoca que la visión de detalle se vuelva borrosa o aparezcan zonas oscuras. También puede resultar difícil ver bien los colores.

Se trata de una enfermedad hereditaria, es decir que se transmite de padres a hijos. Aproximadamente, el 90% de los casos se transmiten de forma autosómica recesiva: los dos progenitores deben tener el gen afectado, y muchas veces, es difícil saberlo. 

Para su diagnóstico, es indispensable un examen oftalmológico completo

La pérdida de la visión generalmente comienza en la niñez, pero algunas personas con la enfermedad no comienzan a notar los síntomas hasta que son adultos. Esta pérdida de visión es progresiva y variable según los pacientes y puede llegar a ser muy grave.

Para su diagnóstico, es indispensable un examen oftalmológico completo, y aunque en la actualidad no hay un tratamiento curativo para esta patología ocular debido a que las células fotorreceptoras dañadas no se pueden recuperar, se están llevando a cabo numerosas investigaciones orientadas a testar nuevas terapias génicas y celulares. 

La rehabilitación de la visión puede ayudar a las personas con esta afección a aprovechar al máximo lo que queda de su visión. 

Dentro de las medidas preventivas para ralentizar la progresión de la enfermedad podemos incluir:

  • Evitar la sobreexposición a la luz visible con gafas de sol con protección ultravioleta.
  • No fumar ni estar cerca del humo del tabaco.
  • Procurar no consumir suplementos de vitamina A.
  • Acudir a las evaluaciones oftalmológicas periódicas.

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