Claude Monet (1840-1926) fue un pintor excepcional, cuya obra estuvo marcada en un momento determinado por la aparición de cataratas, que lógicamente, afectó a las pinturas realizadas por el pintor durante ese periodo.

Su vida

Monet decía a sus alumnos: “Cuando pintéis, tratad de olvidar los objetos que tenéis delante, un árbol, una casa, un campo… Pensad solamente esto: he aquí un pequeño cuadrado azul, rosa, un óvalo verde, una raya de amarillo, y pintadlos exactamente como los véis, colores y formas exactas, hasta conseguir plasmar vuestra percepción natural de la escena que se encuentra delante de vosotros”.

El comienzo de la catarata

Se cree que Monet comenzó a mostrar signos de cataratas en las pinturas de 1908, en los lienzos Palacio del Gran Canal o El palacio de los Doges.

Monet acostumbraba a pintar lo que veía realmente y no hacía trampas. Así podemos comprobar que en las pinturas posteriores hay una predominancia de los colores rojos y amarillos. Los detalles se difuminan y los azules tienden a desaparecer como en la serie Sauces llorones (1919) y Nenúfares (1920).

La decisión de operarse

Monet no quería operarse porque se acordaba de la ceguera padecida por Daumier tras la operación. Fue su amigo Clémenceau quien le convención para operarse con el doctor Coutela. Tras un primer examen el 7 de septiembre de 1922, se constató la visión casi nula de su ojo derecho y también la afectación de su ojo izquierdo. Para poder proseguir con su trabajo, Monet acepto finalmente operarse.

La operación

Tuvo lugar en enero de 1923 en la clínica de Neuilly. Coutela describe la operación: “He procedido a la extracción de la catarata del ojo derecho (extracapsular) con aspiración de masas lo más completa posible.

Los días posteriores a la intervención fueron bastante duros para el pintor y no llevaba bien tener que llevar un apósito en el ojo durante 10 días. Aproximadamente un mes después, le prescribieron el uso de gafas correctoras. Coutela escribió a Clémenceau: “Su visión de cerca puede considerarse casi perfecta después de la correción. Respecto a la visión de lejos, los resultados no han sido tan buenos, aproximadamente 4/10, lo que no está mal… pero necesitará cierto entrenamiento, porque su visión de lejos será algo molesta. En resumen, estoy satisfecho, aunque las peripecias han sido numerosas”.

Pese a todo, Monet, viendo los resultados de su ojo derecho, rechazó operarse del izquierdo.

El periodo post catarata

El célebre oftalmólogo, Jacques Mawas, tuvo la ocasión de ver más adelante a Monet y recogió los comentarios del pintor: “Veo el azul, no veo el rojo, ni tampoco el amarillo; me fastidia terriblemente porque sé que esos colores existen, porque sé que en mi paleta hay rojo, amarillo, un verde especial, un tipo de violeta…, y ahora no los veo como los veía, pero, sin embargo, me acuerdo muy bien de las tonalidades que obtenía”.

Cuando le preguntaban, por ejemplo, cómo sabía que estaba pintando algo azul, respondía que “porque lo leo en los tubos de pintura”.

Llevar gafas tintadas mejoró un poco la situación y le permitió pintar hasta el momento de su muerte en diciembre de 1926. Sus últimas pinturas fueron el anuncio del arte surrealista y abstracto.

Dado que Monet solía pintar el mismo motivo repetidas veces a lo largo del tiempo, podemos comparar cuadros del mismo motivo pintados antes y después de su enfermedad ocular, como los de la serie de puente japonés.

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