Los problemas de visión del niño.

Uno de cada cinco niños presenta o presentará un problema de visión. Esta elevada cifra debe alertar a los padres y, si es necesario, consultar un especialista. Un diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado, permitirán corregir eficazmente los problemas de visión del niño y mejorar su agudeza visual.

Cuando nacen, los bebés no ven bien. Nacen hipermétropes, porque sus ojos son demasiado pequeños. Distinguen algunas formas, pero no los colores. Su visión mejora con el tiempo. Si con un mes su agudeza visual es de 1/10, con un año ya presentan un 4/10. Entre los dos y los 4 años su agudeza visual alcanza el 10/10. Estos puede variar de un niño a otro.

El niño comienza a distinguir los colores entre las 6 semanas y los 4 meses. Los contrastes se perciben un poco más tarde. Le llevará un poco más de tiempo poder concentrar su visión en un objeto. Es habitual entre los bebés que bizqueen algunas veces, sin que esto deba inquietar a los padres. Si persiste, es necesario consultar a un especialista para descartar que sea estrabismo.

Principales problemas de visión de los niños

Una de las patologías más frecuentes en niños es la ambliopía: el niño no ve bien por uno de sus ojos y, por ello, utiliza solo el otro. El oftalmólogo propondrá una solución adecuada para recuperar una agudeza visual normal, una vez haya determinado la causa (defecto visual, estrabismo o patología). La reeducación visual en niños de entre 2-3 años es muy eficaz, pero a medida que el niño crece, es más difícil. Por tanto, es importante detectar y tratar la ambliopía a edades tempranas.

Las anomalías refractivas como la hipermetropía o la miopía, son también muy frecuentes en niños. Aunque no son problemas importantes, pueden agravarse si no son corregidos a tiempo.

El estrabismo, un problema de alineamiento ocular que afecta al 4% de los niños, es otro problema que es importante corregir lo antes posible. Puede aparecer desde el nacimiento, durante los primeros meses de vida o entre el primer y tercer año. Para no ver doble, el niño solo utiliza un ojo, con el consiguiente riesgo de desarrollar una ambliopía.

El daltonismo impide que el niño distinga algunos colores. Habitualmente hereditario, esta enfermedad afecta sobre todo a los varones.

Finalmente, hay otras anomalías que pueden considerarse más raras; tal es el caso de la catarata del niño, patologías en las vías lagrimales o el glaucoma congénito, que pueden llegar a ser severas, por lo que habrá que tomar medidas rápidamente.

¿Qué signos deben alertar a los padres?

Si el bebé no parece ver bien, no sigue un objeto, entrecierra los ojos, huye de la luz, está ausente, bizquea permanentemente, mira los objetos muy de cerca, parpadea en exceso, se frota los ojos o los tiene muy rojos, los padres deben consultar rápidamente a un especialista.

En caso de antecedentes familiares, como miopía o estrabismo por ejemplo, es necesario estar más atentos aún. Los padres deberán consultar con los pediatras o el médico generalista cualquier duda en relación con la vista de sus hijos, sin olvidar las visitas recomendadas al oftalmólogo.

¿Revisiones obligatorias?

La vista de los niños es controlada desde el nacimiento por el pediatra. Aunque el pediatra no es un especialista, si puede detectar problemas de visión y recomendar a los padres una visita a un especialista. En cualquier caso, es más que recomendable llevar al niño al oftalmólogo cada uno o dos años.

¿Y los niños prematuros?

La visión de los niños prematuros puede estar afectada por patologías específicas como por ejemplo la retinopatía del prematuro.

Los niños prematuros tienen ocho veces más riesgo de sufrir una enfermedad ocular. Como el ojo no está maduro, tiene más probabilidades de desarrollar anomalías refractivas. Por tanto, la visión de estos niños debería tener una vigilancia específica.