Los cosméticos como las máscaras y el lápiz de ojos contienen toda suerte de componentes, sobre todo pigmentos, aceites, ceras y conservantes, y sus zonas de aplicación hace que estas sustancias se encuentren muy próximas o en contacto directo con las pestañas, la superficie ocular y los tejidos circundantes. El efecto de estas sustancias en la superficie ocular, incluyendo el lacrimal y la córnea, es poco conocido, y se le ha prestado poca atención.

Aunque todos los productos cosméticos son sometidos a rigurosos test antes de incorporarlos al mercado, se han descrito muchos casos de efectos indeseables entre estos productos u otros artículos de aseo.
Aunque las consumidoras de productos cosméticos y de maquillaje para ojos son en su gran mayoría mujeres, el número de hombres que han comenzado a utilizar productos cosméticos, sobre todo para la cara y ojos, ha aumentado en relación a los años precedentes.

Los productos cosméticos y los ojos

Aproximadamente un 70 por ciento de las mujeres utilizan productos cosméticos cerca de los ojos. Éstos son generalmente usados en la zona de los párpados, las pestañas, pero también muy cerca de las glándulas de Meibonio, sobre el borde del párpado. Estos productos, a menudo calificados como “waterproof”, contienen aceite, cera o agentes a base de silicona para una mejor resistencia a la transpiración y a las lágrimas. Es bastante frecuente entre los profesionales encontrar minúsculas partículas de maquillaje flotando en la película lagrimal del ojo de sus pacientes.
Algunos estudios han observado una migración relativamente importante de productos cosméticos hacia la superficie ocular tras 30 minutos desde su aplicación, en particular cuando el cosmético se aplica cerca o sobre el borde de las pestañas. Esta migración provoca cambios potenciales en la fisiología ocular que afectan a la película del lagrimal. Algunos precedentes han establecido la relación entre el uso de cosméticos y el disfuncionamiento de las glándulas de Meibonio.

Legislación actual

Según la directiva 93/35/CEE de la Unión Europea, un producto cosmético no debe perjudicar la salud humana cuando se aplique en condiciones normales o razonablemente previsibles. Aunque los productos cosméticos pasen controles rigurosos, pueden causar numerosos efectos indeseables de bajo nivel, entre los usuarios. La población, por tanto, tiene actualmente un conocimiento limitado de esos efectos indeseables, porque no existe un sistema oficial y fiable que permita señalarlos, o simplemente por una falta de información al respecto.

Consecuencias para el profesional de la salud ocular

Es posible, por tanto, que los productos cosméticos jueguen un rol importante en la sequedad ocular, la inestabilidad de la película lagrimal, el disfuncionamiento de las glándulas lagrimales, las dermatitis, la hipersensibilidad, la alergia, las infecciones y la intolerancia a las lentes de contacto. Aunque los efectos tóxicos y graves asociados a los productos cosméticos son generalmente eliminados antes de su llegada al mercado, los efectos indeseables más leves pueden no ser detectados.
Como se describe en los ejemplos siguientes, los cosméticos pueden ser responsables de determinados efectos no deseados, que los profesionales de los ojos están acostumbrados a tratar sin atribuirlos necesariamente a un  tipo particular de cosmético o a su uso o aplicación normales.

Rímel

La córnea puede contaminarse por un gran número de productos cosméticos, sobre todo la laca para el pelo, perfiladores, sombra de ojos, colorete, desmaquillantes…, por nombrar algunos de ellos. El efecto de estos productos, individualmente o asociados, es muy difícil de precisar para los científicos y las clínicas. Algunos pacientes han presentado reacciones como dermatitis de contacto o una caída de las pestañas, después de la aplicación del rímel. Estas reacciones parecen ser más frecuentes con el uso de rímel coloreado, más concretamente aquellos que contienen parafenilendiamina o goma laca.

En teoría, todos los productos de maquillaje con pigmentos pueden contener alérgenos metálicos, entre ellos el níquel. Se ha observado dermatitis palpebral en pacientes alérgicos al níquel, tras una exposición al rímel o a la sombra de ojos.

Superficie ocular, rímel y microbios

Aunque relativamente raras y generalmente poco severas, las infecciones bacterianas de la superficie ocular son más frecuentes en las personas que llevan lentillas, frente a los que no las llevan. Las lentillas están implicadas en la mitad de todas las infecciones bacterianas de la córnea. Esta infección se produce a menudo tras una utilización combinada de lentillas y de productos cosméticos. El uso simultáneo de lentillas y rímel puede provocar un aumento de la flora bacteriana alrededor del ojo.

Los fabricantes de productos cosméticos utilizan conservantes para preservar sus productos de contaminación microbiana. Un grupo de estudio ha llegado a la conclusión de que los conservantes de una serie de marcas de rímel no permiten prevenir la aparición de microorganismos de tipo estafilococos epidermidis y pseudomonas aeruginosa. Este estudio ha observado que 6 de cada 7 casos de infección en la córnea por pseudomonas son provocados tras un arañazo de la córnea con un aplicador de rímel.

El uso repetido del rímel por diferentes usuarios, por ejemplo en una tienda de cosméticos, conlleva un riesgo más alto a la contaminación microbiana. El uso repetido por un solo usuario tiene un efecto similar, pero con una progresión más lenta.

Para evitar infecciones asociadas a la contaminación del rímel, es recomendable cambiar el tubo de rímel cada 6 meses (mejor cada 3) para las personas que no usan lentillas y cada tres o cuatro meses, para las personas que las usan. Aunque en realidad es probable que la mayor parte de las personas no reemplazarán el rímel hasta que el tubo no se acabe. Algunos usuarios añaden incluso agua o saliva para prolongar la vida de su maquillaje, lo que aumenta aún más el riesgo de contaminación.

Otros consejos para los usuarios de maquillaje:

– No compartir productos cosméticos
– Remplazar los productos cosméticos después de una infección.
– No utilizar un aplicador viejo con un tubo nuevo de cosmético.
– Colóquese las lentillas antes de maquillarse

Un estudio de la Universidad de Alabama determinó que la edad media de los productos cosméticos oscilaba entre los 6 meses y los 5 años. Igualmente determinaron que el 37% de los tubos de rímel testados presentaban una contaminación microbiana.
Otros estudios han demostrado que aunque las infecciones imputables a la contaminación del rímel son raramente documentadas, estas infecciones son frecuentes.

Conclusión

Aunque es extremadamente difícil establecer una relación precisa entre los productos cosméticos para los ojos y los síntomas presentados por algunos pacientes, la existencia de esta relación es muy probable y justifica investigaciones más en profundidad. La contaminación de las lentillas por el maquillaje puede tener efectos nefastos para la estructura y características de las lentillas. Por ejemplo, el uso de maquillaje de ojos está íntimamente relacionado con la sequedad ocular y otros síntomas de malestar. En la práctica clínica, los profesionales de la salud ocular deben, por tanto, ser conscientes de que los productos cosméticos pueden favorecer una sequedad ocular ligera y síntomas de malestar, para los que tendrán que dar las recomendaciones apropiadas a sus pacientes.
Dr Cameron Hudson, BSc (Hons), PhD, MCOptom es Professional Services Ma-nager en Ciba Vision, Reino Unido.