Los ojos son el espejo del alma. ¿Cuántas veces has escuchado esta afirmación?
La estética ocular siempre ha sido relevante. A través de la mirada podemos captar qué es lo que siente la otra persona; si está feliz, nerviosa, cansada e incluso enferma y, a lo largo de la historia, existen ejemplos en los que podemos comprobar la importancia de resaltar o mejorar la apariencia de esta zona.
Ya en el Antiguo Egipto utilizaban cosméticos como el Kohl, elaborado a base de galena molida y otros ingredientes. Mujeres y hombres de Oriente Medio, norte de África y sur de Asia lo usaban para oscurecer los párpados con fines estéticos.
Uno de los primeros hallazgos cosméticos, tuvo lugar en Sumeria, en la tumba de la reina Shub-Ad; en la que se halló un colgante con tinte de color verde utilizado para maquillarse los ojos.
También, en la Grecia clásica y la época romana, se empleaba un maquillaje sutil y un entrecejo poblado; en el que incluso añadían pelo de animales, consiguiendo así unas cejas espesas que enmarcaban sus ojos.
Durante los siglos XVII y XVIII, en Japón, las Geishas potenciaban su mirada remarcando los ojos y las cejas con carbón, mientras que sus aprendices, las Maiko, hacían lo propio coloreando de rojo su alrededor.
Pero no solo se dio importancia a la zona periocular. Durante la Edad Media, la belladona se convirtió en el cosmético más utilizado por las doncellas, ya que, entre sus múltiples usos, se encontraba el aplicar su jugo directamente sobre los ojos para dilatar las pupilas y conseguir así ojos de gacela; signo de belleza y lozanía. Este efecto se lograba debido a la acción de la antropina que contienen sus frutos. Al aplicarlo sobre la piel produce irritación y bloquea la producción de acetilcolina, molécula esencial para la transmisión del impulso nervioso.
La importancia de la estética ocular. Los ojos el espejo del alma.
La historia nos demuestra la importancia de una mirada cuidada y sana. Hoy, continúa siendo una de las zonas más representativas y características de nuestra esencia personal. Una parte visible de nuestros rasgos personales que, de manera inicial, nos marca y nos define. Nada que no supieran ya nuestros antepasados y que sin duda hoy, continúa mostrándose como sello de identidad.
Artículo sobre la Estética Ocular a lo largo de la Historia, de la revista corporativa nº7 de Vista Oftalmólogos.
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