Una buena salud visual es esencial, ya que la vista aporta el 80% de la información que recibimos del entorno pero, sobre todo, nos conecta con el mundo, con lo que amamos.

Tener una correcta salud visual es esencial para aprender, trabajar, desplazarse y conducir, así como desarrollarse socialmente. Así pues, es importante gestionarla como un capital a proteger y cuidarla en función de la edad, el modo de vida o las actividades que realizamos.

1. Revisa regularmente tu vista.

Desde la infancia, hay que revisar la visión de los bebés atendiendo a las recomendaciones médicas desde el nacimiento. Es muy importante detectar problemas visuales durante este periodo, porque, de no tomar medidas, pueden agravarse en un futuro.

A partir de los 18 años, es necesario continuar con los controles visuales. Si el máximo de agudeza visual se obtiene entre los 10 y 15 años, los ojos comienzan a degradarse después de alcanzar la edad adulta. Por tanto, es recomendable visitar al especialista cada 12 o 18 meses en este período.

A partir de los 40 o 45 años, se recomienda continuar con las revisiones, sobre todo para detectar lo antes posible la aparición de la presbicia, muy frecuente en este tramo de edad.

Más allá de los 60, es muy importante detectar posibles riesgos de glaucoma, cataratas o degeneración macular asociada a la edad.

 

2. Gestos cotidianos para su salud visual.

Es recomendable protegerse de los rayos ultravioletas utilizando gafas de sol (con el marcado CE y nivel de protección de 2 a 4).

Las personas expuestas a la luz de las pantallas de ordenador deben hacer pausas cada 20 minutos y, en caso de ojos secos, mantener los ojos hidratados. Del mismo modo, las personas que trabajen en determinados entornos con riesgos, deben hacerlo equipados con gafas protectoras.

 

3. Corregir la visión con una prescripción adaptada a su defecto visual.

Para cada problema de la visión y para cada necesidad, hay una solución. Al igual que los problemas evolucionan, también lo hacen las soluciones, por lo que es necesario acudir a revisiones periódicas para adaptar las medidas correctoras. De hecho, un problema de visión puede verse agravado por una medida correctora inapropiada.