La Baja Visión no es una patología en sí, es una anomalía visual ocasionada por otras enfermedades, que no mejora con la utilización de gafas graduadas, lentes de contacto o cirugía.

Según la Organización Mundial de la Salud la «Baja Visión» «es la pérdida de agudeza visual y/o campo visual que incapacita para la realización de las tareas de la vida diaria». Casi el 2% de la población la sufre y, en España, son más de un millón de personas las que tienen Baja Visión.

Una vez realizada la mejor corrección óptica, si la agudeza visual no supera los 0,3 en el mejor ojo y el campo visual es igual o inferior a 20º, se considera un paciente con Baja Visión. La diferencia con la ceguera es que, para que una persona sea considerada «ciega legal» su agudeza visual es igual o inferior a 0.1 , es decir, un 10% de visión, y el campo visual es igual o menor a 10º en el mejor de los ojos.

¿Qué enfermedades la causan?

Puede estar causada por enfermedades que están asociadas a la edad, patologías congénitas o traumatismos. Estas son las más frecuentes en países desarrollados:

  • Glaucoma.
  • Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).
  • Miopía Magna.
  • Albinismo.
  • Retinopatía.
  • Retinosis Pigmentaria.
  • Aniridia.
  • Albinismo.
  • Uveítis.

La Baja Visión dificulta el desarrollo de tareas cotidianas como escribir, leer, cocinar, conducir, ver la televisión o andar con seguridad. Estos son algunos ejemplos de cómo ven el mundo las personas que la padecen: visión periférica, visión parcheada, visión de túnel, pérdida de contraste o deslumbramientos.

Además de la terapia visual, que puede ayudar a minimizar los efectos de esta anomalía, es fundamental recurrir a todas las herramientas que permitan apreciar los objetos con mayor tamaño, luminosidad y contraste, trabajando así por la mayor independencia del paciente. En el mercado existen lupas electrónicas, gafas, smartphones y aplicaciones específicas, diseñadas para facilitar el día a día a las personas con baja visión. También el apoyo social es imprescindible para la buena integración de la persona con discapacidad visual.

Estudios recientes demuestran que el 80% de los casos de ceguera que existen en la actualidad, se podrían haber prevenido o tratado para evitar la pérdida total de la visión. Hacer una revisión oftalmológica de forma periódica contribuye a prevenir estas patologías.