El exceso de luz produce molestias a todas las personas, provocando la necesidad de cerrar los ojos. Pero ¿cuándo sería necesario acudir al especialista?

La fotofobia es una molestia ocular producida por una luz brillante o iluminación excesiva. No es una enfermedad sino un síntoma muy común que puede aparecer por diferentes causas y que en ocasiones está indicando la presencia de alguna patología ocular. Suele ir acompañada del cierre espontáneo de los ojos ante el estímulo lumínico como mecanismo de defensa del ojo, así como de lagrimeo o, incluso. dolor. Cuando se trata de una fotofobia aguda, puede afectar a la calidad de vida.

Debido a que el iris frena la entrada de luz, las personas con ojos claros son más propensas a sufrirla, por dejar pasar más cantidad de luz al tener menor pigmentación del iris. Las personas con albinismo son de las más perjudicadas, ya que las características propias del ojo las hace más sensibles.

Otra causa de fotofobia son los traumatismos oculares. Sufrir un traumatismo en la córnea puede hacer que la sensibilidad a la luz aumente. También se puede padecer tras una intervención ocular, pero en este caso se volverá a la normalidad poco a poco, a medida que se vaya superando el postoperatorio.

¿Cuáles son lo síntomas?

  • Picor de ojos de forma continua.
  • Visión borrosa.
  • Lagrimeo.
  • Enrojecimiento o inflamación de ojos.
  • Dolor de cabeza.
  • Mareos y náuseas.
  • Sensibilidad a la luz.

Recomendaciones para una mejor calidad de vida.

En primer lugar se debe acudir al oftalmólogo para poder identificar la causa que origina la fotofobia y tratarla, evitando así que los síntomas se mantengan en el tiempo. Pero ciertos cambios en los hábitos pueden ayudar:

  • Utilizar gafas oscuras.
  • Bajar las luces.
  • Bajar las persianas para evitar la luz solar.
  • Utilizar gafas con lentes fotocromáticas.

 

Grupo Vista Oftalmólogos.