Las lentillas son una buena alternativa para tener un mejor campo visual y generalmente ofrecen mayor comodidad que las gafas. También son una buena opción en el caso de los niños.
Cada vez son más personas las que optan por utilizar lentillas. Las lentes de contacto mejoran la calidad de la visión, facilitan la libertad de movimiento y muchos usuarios las prefieren por cuestiones estéticas. En el caso de los niños, son una buena alternativa para corregir algunos defectos refractivos y contribuyen a ralentizar el crecimiento de los mismos.
No hay una edad mínima para comenzar a utilizar lentes de contacto. Dependerá, en todo caso, de las características particulares del ojo y de la situación que presente el paciente. Pero sí es importante tener en cuenta la madurez y capacidades del niño para hacerse responsable de un correcto uso. El único inconveniente que puede presentarse, es el período de adaptación a ellas y que el niño aprenda a ponérselas, quitárselas y limpiarlas, así como a cumplir con las recomendaciones de uso. Y no olvidar que si son muy pequeños es algo de lo que probablemente tengan que ocuparse los padres.
¿En qué beneficia al niño el uso de lentillas?
- Ofrecen mayor comodidad.
- Mejora del campo visual.
- Mejora de la autoestima.
- Buena calidad de visión.
- Le hace responsable desde pequeño de algo importante.
- Aumenta la seguridad en sí mismo.
- Facilita la práctica de actividad física.
- Ayudan a controlar ciertos errores refractivos, como es el caso de las lentes de ortoqueratología, que se utilizan para ralentizar o frenar el aumento de la miopía.
¿Qué se debe tener en cuenta para un correcto uso de lentes de contacto?
La higiene es fundamental a la hora de manipular las lentillas. Por este motivo, se deben limpiar las manos a conciencia, enjuagarlas bien y secarlas con una toalla que no desprenda pelusas, para evitar que estas entren en los ojos. Se ha de tener el mismo cuidado con el recipiente que las contiene, lavándolo y secándolo con atención. Además, es importante no dormir con ellas (salvo las indicadas expresamente por el oftalmólogo) y no excederse en las horas de uso recomendadas.