La blefaritis es una infección o inflamación de los párpados bastante frecuente.

La blefaritis es una inflamación que afecta al borde palpebral, sobre todo a la zona del nacimiento de las pestañas y causa generalmente dolor, enrojecimiento y picor. Aparece como consecuencia de un mal funcionamiento de las glándulas de Meibomio, es decir, las glándulas sebosas que rodean los párpados. Estás glándulas se obstruyen y pueden llegar incluso a producir problemas crónicos en los folículos de las pestañas.

Se calcula que en mayor o menor grado, la blefaritis puede afectar a un 30 % de la población. Normalmente afecta a ambos ojos a lo largo de los bordes de los párpados. Puede ser exterior, en la zona más cercana a las pestañas; o posterior, en la zona más próxima al ojo, aunque ambas se pueden dar al mismo tiempo.

Generalmente, se debe a la producción excesiva de bacterias y sebo a lo largo de los párpados y en la base de las pestañas, que provoca la acumulación de caspa, secreciones y quistes de grasa o la formación de costras. Puede causar lagrimeo, escozor, irritación, enrojecimiento y la sensación de arenilla en el ojo.

La mayoría de estos síntomas están relacionados con otras alteraciones como pueden ser el ojo seco, alergias o enfermedades cutáneas. Como consecuencia de la blefaritis, es frecuente que aparezcan orzuelos y chalaziones.

Tratamiento.

La blefaritis rara vez desaparece por completo, pero puede controlarse de tal manera que se reduzcan notablemente los síntomas. Las medidas de cuidado personal en muchos casos suelen ser suficientes. Llevando a cabo una correcta higiene de los párpados y las pestañas, evitando así que se acumulen bacterias y grasa.

Si se encuentra en una fase más avanzada, es posible que el oftalmólogo recurra a tratamiento farmacológico. También, el novedoso tratamiento de luz pulsada (IPL) para ojo seco, puede actuar de forma directa sobre la sequedad del ojo, aliviando así los síntomas de la blefaritis.