Aproximadamente el 20% de las personas que practican actividades en la nieve sufren un tipo de fotoqueratitis conocida como «ceguera de la nieve».
La fotoqueratitis es una afección visual producida por una exposición excesiva a la radiación ultravioleta sin protección. Solo dos horas sin la protección adecuada, son suficientes para provocar daños. El efecto es similar a una quemadura solar en el interior del ojo y afecta principalmente a la córnea.
Proteger los ojos es tan importante como proteger la piel, pero se suele pasar por alto en invierno. Generalmente existe la creencia de que la intensidad del los rayos solares es menor y, por lo tanto, la posibilidad de causar algún tipo de daño se reduce. Pero la realidad es que en invierno, el sol está más bajo, por lo que los rayos solares pueden incidir de una forma más intensa. Es recomendable utilizar unas gafas de sol adecuadas que ofrezcan protección, especialmente si se practican actividades de montaña y otros deportes de nieve.
«La ceguera de la nieve» es un tipo de fotoqueratitis que se produce por los efectos de los rayos UV. Bien porque impacten de forma directa sobre los ojos o por un reflejo sobre la nieve o el hielo. La nieve refleja el 80 % de los rayos UV. A medida que va aumentando la altitud, también lo hace la radiación solar, en torno al 10% cada 1000 metros.
¿Qué síntomas presenta una fotoqueratitis?
Suelen aparecer síntomas a las 6-12 horas después de la exposición, generalmente en los dos ojos . Pueden darse en diferentes etapas según el daño sufrido:
- Inicialmente se pueden sentir ciertas distorsiones visuales, similar a un deslumbramiento.
- En una etapa más avanzada, los problemas visuales se incrementan y puede presentarse fotofobia y la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo.
- En la última etapa, donde ya aparece escozor y posiblemente dolor, es previsible que la córnea ya haya sufrido daños.
¿Cómo se puede prevenir?
La mejor forma de evitar la fotoqueratitis es utilizar de gafas adecuadas, independientemente de si el día está nublado. La exposición prolongada a rayos UV conlleva un envejecimiento prematuro de los párpados y la conjuntiva, y puede acelerar la formación de cataratas, por lo que además de las gafas adecuadas, la protección solar también será de ayuda.
Una vez presentados los primeros síntomas, la visita al oftalmólogo no debe demorarse.