Dormir es tan necesario para la salud como la alimentación. Un buen descanso es imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo. Pero ¿es posible hacerlo con los ojos abiertos?
Dormir con los ojos abiertos puede resultar un hábito muy extraño, pero la realidad es que es más común de lo que parece. La National Sleep Foundation estima que un 20 % de la población duerme con los ojos abiertos. Se conoce como lagoftalmos nocturno o lagoftalmía y es una afección ocular que imposibilita que los párpados puedan cerrarse por completo durante el proceso de sueño. Es una acción involuntaria, que puede causar problemas de salud de relevancia repercutiendo tanto en el descanso como en la salud visual.
Esta afección hace que la persona que la padece duerma con los párpados separados, con el riesgo de que la superficie del ojo queda expuesta al aire y la lágrima se evapora, provocando que no estén debidamente humectados. Ya que el cuerpo protege e hidrata los ojos mientras descansamos.
Causas y síntomas.
Esta afección ocular puede estar ocasionada por factores mecánicos, que se dan cuando el músculo funciona de forma correcta pero debido a factores externos no es posible cerrarlos; y factores nerviosos, debido a alguna lesión en el nervio facial que impide igualmente cerrar los párpados. Dormir con los ojos abiertos podría ser un síntoma de un problema médico subyacente grave, como una enfermedad de la tiroides o un derrame cerebral, por lo que un diagnóstico a tiempo es imprescindible para minimizar posibles complicaciones futuras. Aunque no siempre hay una razón o condición subyacente que cause lagoftalmos nocturno, también puede ser genético.
Estos son los síntomas más frecuentes:
- Visión borrosa.
- Lagrimeo constante.
- Sensación de cuerpo extraño.
- Irritación o sensación de ardor.
- Mala calidad del suelo.
- Sensibilidad a la luz.
- Irritaciones oculares.